sábado, abril 29, 2006

Volver

Volví a ver 'Volver' con mi taquillera favorita.
 

Por cuestiones de distribución, básicamente por disponibilidad de copia, mi cine preferido no supo hasta el martes si dispondría de la película. Al jefe le van los retos y ya el domingo había cerrado (el local proyecta los fines de semana y festivos) sin haber anunciado el próximo programa, pendiente de que durante la semana se resolviera la cuestión sucesoria.

Mi taquillera favorita no puede ver las películas desde el comienzo (a menos que su amiga del alma, hermana de sangre, le cubra la taquilla, cosa que hace a menudo) y subía las escaleras del anfiteatro mientras la Raimunda (Penélope Cruz) bajaba del autobús para encontrarse a su hija esperándola, empapada, en la parada. Así que cuando mi taquillera le dió el primer mordisco al bocadillo lo hizo acompañada del rojo que empapaba la pantalla. De hecho, por el rabillo del ojo pude apreciar cómo su alimentación se interrumpía con lo que se cocinaba delante suyo.

Durante las siguientes escenas fue un tanto perdida... y yo no podía explicarle los detalles porque precisamente el atractivo de la película estriba en ir, perdido si es posible, de la mano de imágenes y diálogos hasta el desenlace final.

Se animó con la emotiva interpretación de la adaptación de 'Volver'. Quizá por volver a oír la canción o quizá porque las lágrimas vistas la llevaron de vuelta, que no pregunté.

Volvió a 'perderse' con las siguientes escenas y retomó un poco el gusto en el desenlace final.

Acabada la película y encendidas las luces de la sala, se levantó, recogió los restos de pan, me miró y dijo: "No sé si me ha gustado o no. Me gusta más el cine francés y el iraní". Sobre gustos no hay mucho que decir, y más ante la gran discrepancia con mi opinión sobre 'Volver' pero como no podía permanecer callado, apunté: "¿Y entonces el cine de Jim Jarmusch?". Me miró extrañada por mi pregunta, pero aún así respondió: "Y tanto que me gusta el cine de Jim Jarmush pero sobre todo me gusta el cine iraní". No quise entrar en más comentarios sobre qué tenían que ver el cine francés y el iraní (mención especial para el de Jarmush) con 'Volver' aunque entiendo que ella se refería más al cine de Pedro Almodóvar, como obra y estilo, que a la película en sí.

Mi taquillera favorita volvió a ver 'Volver' en los dos días siguientes y pudo completar las escenas que le faltaban. Su opinión había mejorado sustancialmente (aún así no la veía con los mismos ojos que yo) y hasta se justificó al respecto de sus 'lapidarios' comentarios del primer día.

Las opiniones cambian, se pulen, se matizan, con el tiempo. Es sólo cuestión de 'Volver' sobre ellas, sus bases, sus derivaciones y sus circunstancias.

miércoles, abril 19, 2006

Flores rotas

Mi taquillera favorita me dió la película pues no paraba comentar con su amiga lo bueno que era este o aquel plano. Desde que vió 'Café y cigarrillos' (2003, Jim Jarmush) se convirtió en una seguidora confesa de Jarmusch (de hecho, fue esta amiga quien la llevó una noche del espectador a un cine de la capital y desde ese momento el bueno de Jarmush ha ocupado una buena posición en su repisa de directores predilectos).
 

Llegó un momento, supongo que tras alguno de los reiterados '¡que plano tan bueno! que intercambiaban cuchicheando entre ellas, en el que ya no pude aguantarme: "¿Diríais lo mismo si estuviérais viendo la película sin haber visto en los créditos que la dirige Jim Jarmush?. Estáis condicionadas por los créditos".

Me gané una doble mirada "asesina" pero, a cambio, conseguí un poco de silencio para poder concentrarme en la 'plástica visual' de las escenas, o sea, en los ángulos de cámara elegidos para las tomas que todo tiene su significado cuando se trata de una obra conceptual.

Los murmullos exclamatorios se reprodujeron nuevamente cuando la cámara iniciaba la segunda vuelta en torno al protagonista, plantado cual estatua de rotonda en medio de la calle y los créditos de final que siguieron no hicieron más que abrir la caja de exclamaciones satisfactorias por parte de ellas dos.

Mi taquillera favorita fue a saludar a unos clientes que habían venido para repetir y cuando volvió con nosotros soltó: "el joven que mira a Bill Murray desde el coche que pasa a su lado es, precisamente, su hijo. Me lo han comentado aquellos clientes."

Dejé que bajaran delante... no quería que sus comentarios influyeran en la opinión que empezaba a formarse en mi recuerdo de lo que había visto y oido.

Estas son las sesiones de Cine Club en mi cine preferido.