Flores rotas
Mi taquillera favorita me dió la película pues no paraba comentar con su amiga lo bueno que era este o aquel plano. Desde que vió 'Café y cigarrillos' (2003, Jim Jarmush) se convirtió en una seguidora confesa de Jarmusch (de hecho, fue esta amiga quien la llevó una noche del espectador a un cine de la capital y desde ese momento el bueno de Jarmush ha ocupado una buena posición en su repisa de directores predilectos).Llegó un momento, supongo que tras alguno de los reiterados '¡que plano tan bueno! que intercambiaban cuchicheando entre ellas, en el que ya no pude aguantarme: "¿Diríais lo mismo si estuviérais viendo la película sin haber visto en los créditos que la dirige Jim Jarmush?. Estáis condicionadas por los créditos".
Me gané una doble mirada "asesina" pero, a cambio, conseguí un poco de silencio para poder concentrarme en la 'plástica visual' de las escenas, o sea, en los ángulos de cámara elegidos para las tomas que todo tiene su significado cuando se trata de una obra conceptual.
Los murmullos exclamatorios se reprodujeron nuevamente cuando la cámara iniciaba la segunda vuelta en torno al protagonista, plantado cual estatua de rotonda en medio de la calle y los créditos de final que siguieron no hicieron más que abrir la caja de exclamaciones satisfactorias por parte de ellas dos.
Mi taquillera favorita fue a saludar a unos clientes que habían venido para repetir y cuando volvió con nosotros soltó: "el joven que mira a Bill Murray desde el coche que pasa a su lado es, precisamente, su hijo. Me lo han comentado aquellos clientes."
Dejé que bajaran delante... no quería que sus comentarios influyeran en la opinión que empezaba a formarse en mi recuerdo de lo que había visto y oido.
Estas son las sesiones de Cine Club en mi cine preferido.
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